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¿Una Iberia unida? Crean un partido para la unión de Portugal, España y Andorra

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Dos pequeños pero ambiciosos partidos políticos, Íber de España y el Movimiento Ibérico de Portugal, se han unido por una causa común: agrupar a la península ibérica —España, Portugal y Andorra— bajo un mismo nombre y una misma filosofía hacia un futuro sin fronteras y de desarrollo tecnológico que no suponga una pérdida de su identidad.

En una entrevista exclusiva con Sputnik, Casimiro Sánchez Calderón, exalcalde de Puertollano e impulsor de esta formación política trasnacional, ha explicado que la idea de una península ibérica unida no es nueva, sino que tiene sus raíces en una historia común, especialmente en el siglo XIX, una época en la que tuvo lugar una lucha por el iberismo. De esta manera, el papel de los partidos ibéricos de España y Portugal es renovar esta 'vieja idea'.

¿Una Iberia unida? Crean un partido para la unión de Portugal, España y Andorra

"Nosotros lo que estamos haciendo es actualizar esa idea. La idea es nueva porque los tiempos son nuevos, los tiempos han cambiado. Estamos en un mundo globalizado que plantea unos retos impensables hace unos años y somos testigos de la cuarta revolución industrial que va todavía más deprisa y que además es mucho más destructiva que constructiva", asegura el exalcalde.

Una Iberia unida

"Nosotros lo que pretendemos con la reunificación de la península ibérica es terminar con la fragmentación del ser humano […] y la fragmentación de los territoritos. […] Si el mundo en lo económico ya no tiene fronteras, ¿por qué tiene que haberlas en lo político, si el mundo todo funciona dentro de la globalización?", explica Sánchez Calderón.

La unión ibérica en la UE

Por supuesto, la idea de una península ibérica unida trae consigo la pregunta de cuál será su papel dentro de la actual Unión Europea. Para Sánchez Calderón, una península ibérica unida "estaría mucho más equilibrada con Francia, Italia y Alemania" y sería un aliado más dentro de la unión, un aliciente económico y político y una nueva fuerza dentro de la organización.

"Cuando nosotros decimos que queremos un Banco Central Ibérico lo que estamos intentando es crear un banco central más fuerte, pero dependiente del Banco Central Europeo, que fortalezca mucho más a la Unión y sus medidas, pero que además nos dote de una autonomía mucho más fuerte".

El papel internacional de Iberia

Pero además, reforzar los lazos entre Europa del Sur y Europa del Norte no son el objetivo final de los partidos ibéricos.

"Somos descendientes de la cultura griega y de la cultura latina y lo que queremos es ir reforzando lazos. No nos detendremos solamente en Andorra, España y Portugal, porque lo que pretendemos es reforzar la Comunidad Iberoamericana de Naciones en la que entran todas las naciones de lengua portuguesa y española en América, en África, en Asia, etc."

La ideología del nuevo partido

En general, Sánchez Calderón habla de su plan ibérico como una formación política que rompe con los esquemas habituales de izquierda, derecha o centro a los que nos tiene acostumbrados la democracia representativa actual.

"Nosotros hemos nacido para la unión. […] Nosotros somos un partido centrado en los problemas de la gente de Iberia y de la gente de Rusia y de

China y de Colombia y de todo el mundo. Hemos nacido como partido para consensuar, para unir, somos un partido de paz. La guerra tiene que terminar en el mundo".

Es por eso que el político se muestra dispuesto "a buscar la unión con los pueblos, tengan la ideología que tengan y tengan el régimen que tengan", excepto con aquellos que " tengan dictaduras o regímenes autócratas que no quieran llegar a entendimientos".

"¿Hasta qué punto se puede decir que hemos evolucionado, que somos seres evolucionados si seguimos siendo hombres guerreros, si seguimos como en la prehistoria peleándonos unas tribus con otras? […] Si somos capaces de comerciar juntos, ¿por qué no vamos a ser capaces de estar juntos en la cultura, en la filosofía, en las costumbres […]?", se pregunta el iberista.
Un proyecto político a largo plazo

Sin embargo, Casimiro Sánchez Calderón es consciente de que una unión de tal envergadura no se crea de la noche a la mañana; por el contrario, para él este es un proyecto más del siglo XXII que del siglo XXI.

"Nosotros nos hemos lanzado a esta aventura con mucha prevención. Nosotros estamos recuperando el movimiento iberista y dotándolo de un sentido de la modernidad y sacándolo a la luz porque estaba en la oscuridad más absoluta. Lo que estamos haciendo es empezar a concienciar. […] La unión es un proceso muy largo. Es un principio que debe estar muy claro. Yo tengo 77 años y sin embargo tengo una ilusión loca. Yo sé que no voy a ver el proyecto, pero sé que lo van a ver mis hijos y mis nietos…".

Por ahora, Sánchez Calderón se preocupa por fundar las bases de lo que para él es el futuro de España, Portugal y Andorra. Según el político, estudios de la Universidad de Salamanca aseguran que un 50% de portugueses y españoles estaría dispuesto a formar parte de esa unión; sin embargo, las estadísticas no son suficientes para crear nuevas naciones.

Aun así, el político cree que un nuevo país bajo el nombre de Hispania —al modo romano— o de Iberia —al estilo griego— es posible, y que serán "las generaciones futuras las que van a determinar el sistema de Gobierno, la Constitución, etc."

Un país puntero en tecnología

En este sentido, Sánchez Calderón muestra su preocupación por el hecho de que la península ibérica es por ahora testigo, pero no partícipe, del avance tecnológico del mundo.

"La cuarta revolución industrial es un tren que viaja a una velocidad impresionante y nosotros [la península ibérica] estamos dejando pasar ese tren.

Lo que queremos los iberistas es montarnos en él y adaptarnos a una situación que es muy difícil porque tanto Portugal como España han sido países poco científicos, han sido países que han dejado que inventen otros y lo que queremos es que esta cuarta revolución industrial no pase frente a nosotros, sino meternos dentro de ella a tope y con toda la fuerza".

El cambio es tan radical, explica el político, que los trabajos y oficios que desempañarán los niños que hoy están empezando el colegio aún no existen.

En ese sentido, el político ve necesario generar una base, una fuerza común con objetivos muy claros.

Sin embargo, ese cambio radical, esa lucha contra la fragmentación y ese tren de la revolución industrial, trae consigo una responsabilidad política y moral muy importante.

"Los partidos actuales están dejándose llevar por el mundo tecnológico sin preocuparse de que puede llegar el momento en que la tecnología deshumanice al hombre. La máquina nunca puede estar por encima del hombre y tiene que haber fuerzas morales que pongan coto a esa posibilidad.

Tiene que haber una fuerza moral, ontológica, en todas las profesiones, que no permita que la máquina esté por encima del hombre".
Es así como el político plantea la necesidad de tener, junto a la tecnología, "una moral que la conduzca", para que no sea la tecnología la que domine al hombre, sino al contrario.

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