Kaljulaid, quien representaba a Estonia en el Tribunal de Cuentas de la UE, consiguió 81 apoyos (siendo el mínimo 68) en unas elecciones realizadas en el Parlamento y en las que era la única candidata.
En Estonia, las elecciones presidenciales son indirectas y se celebran en dos etapas: una votación parlamentaria y —si ningún candidato obtiene los votos necesarios- otra en el Colegio Electoral.
Al terminar estas dos etapas sin elegir a un presidente, conforme a la Constitución, los comicios nuevamente pasaron a cargo del Parlamento.
Los partidos representados en el Legislativo acordaron presentar a una candidatura única que pudiera ser apoyada por todas las fuerzas políticas.