Felipe VI destacó durante su intervención que "las sociedades de hoy y del mañana son y serán diversas desde el punto de vista étnico, cultural y religioso", algo que a su modo de ver "debe ser compatible con el respeto a los valores que deben ser observados en los países de acogida".
El monarca insistió en que la responsabilidad de los países occidentales es acoger a tantos migrantes como puedan "en la medida de sus posibilidades" para proporcionarles "una vida digna".
El Rey destacó la "plena disposición" de España para participar en los pactos sobre migrantes y refugiados que se decidan llevar a cabo en el seno de las Naciones Unidas.
"Los españoles aspiramos a que nuestro país sea un actor relevante en una cuestión de enorme contenido ético y humanitario, y que España, por su condición de encrucijada geográfica e histórica, conoce bien", expresó el monarca.
Finalmente, Felipe VI recordó que la normalización de los flujos migratorios "pasa necesariamente" por el fin de los conflictos y la derrota del terrorismo así como la lucha "coordinada y eficaz" contra la trata de seres humanos.