Varios centenares de personas huyeron despavoridamente de la estación para escapar de lo que se pensó que era un atentado terrorista. El incidente provocó la suspensión temporal del servicio de metro.
El suceso tuvo lugar tras una detención policial que se produjo en la plataforma de la estación. Los agentes tuvieron que intervenir para reducir a un individuo "de comportamiento alterado" que se dedicaba a molestar a los pasajeros.
Aparentemente, el propio operativo de la detención —acompañado por los gritos del individuo— fue lo que provocó la estampida humana, alimentada, además, por la aglomeración de personas que se acumuló en la estación debido a la paralización de la circulación de convoyes.
Fuentes de la Guardia Urbana —la policía local de Barcelona— confirmaron al diario español La Vanguardia que el pasajero sufría trastornos mentales y fue trasladado en una ambulancia al hospital.