Al recordar que los vínculos económicos permanentes establecidos entre los países —lo que tuvo por resultado la eliminación de las fronteras— serían una garantía de la no repetición de la tragedia de la II Guerra Mundial, confesó que a la Unión Europea "le falta el sentimiento de fraternidad de los pueblos y de Estados iguales en derechos".
"Los polacos y otros pueblos y Estados de Europa del Este y Central, que ingresamos en la UE tras la caída del telón de acero, tenemos la sensación de que la UE por su esencia no es una unión de Estados iguales en derechos y que existe un conglomerado específico que logra imponer sus intereses a otros", señaló.
Dijo también que tal situación lleva a la desaparición de elementos tan importantes como la solidaridad y la responsabilidad compartida, subrayando que la división de la UE en los países ricos y el resto lleva a la debilitación y la destrucción de esta unión, que necesita, a su juicio, "tener más solidaridad, tolerancia y comprensión mutua".