Zeman aseguró estar "en contra de las sanciones de cualquier tipo", porque "nunca han ayudado a nada".
El presidente checo también pidió "paciencia" para poder convencer a la Unión Europea de que no debe renovar las restricciones.
En declaraciones anteriores, Zeman dijo que en Europa estaba cambiando la opinión sobre las sanciones contra Rusia.
También opinó que la causa de los actuales problemas económicos de Rusia no son las restricciones occidentales sino la caída de los precios del petróleo, que es el producto de exportación más importante del país.
Los dos presidentes volvieron a entrevistarse a principios de octubre de ese mismo año en Pekín, donde ambos participaron en los festejos por el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Las relaciones entre Rusia y Occidente se deterioraron a raíz de la crisis ucraniana y particularmente tras la adhesión de la península de Crimea a Rusia.
EEUU, la UE y otros países occidentales aprobaron varios paquetes de sanciones contra ciudadanos, empresas y sectores enteros de la economía rusa, a lo que Moscú respondió con un veto agroalimentario.