"Debemos constatar que a la mayoría de los hombres que acuden aquí procedentes de los centros de refugiados locales les resulta bastante difícil respetar al sexo opuesto", comentó a la emisora de televisión Glenn Hollender, propietario del club Den Flyvende Hollender.
Los albergues para refugiados fueron creados en Sonderborg año y medio atrás y, según los propietarios de las discotecas locales, esta decisión marcó la vida nocturna de la ciudad.
En el último trimestre del año pasado, tres clubes de Sonderborg exigieron como condición de admisión obligatoria el dominio de los idiomas danés, alemán o inglés para sus clientes.
Fundamentan esta decisión con consideraciones de seguridad que requieren la comunicación del personal con los clientes.
"Es evidente que si pedimos a los clientes que dejen en paz a una muchacha, deben comprender qué es lo que queremos; simplemente ha habido muchos casos en los que nuestras demandas han sido ignoradas", explicó Hollender.
A Haderslev llegaron los primeros solicitantes de refugio en 2014, siendo muchos de ellos hombres solteros.
Infografía: Las causas de la crisis de refugiados en la UE
"Muchos de los refugiados y solicitantes de refugio que cada fin de semana se sumergían en la vida nocturna de la ciudad, desconocían las reglas del juego", comentó Rafi Ibrahim, refugiado en Siria residente en Dinamarca desde hace muchos años.
El entrevistado señaló que muchos hombres que recién arriban a Dinamarca no están listos para enfrentarse a los entretenimientos nocturnos y que su actitud hacia las mujeres es muy distinta a la establecida.
"En Siria y otros países no es normal que una muchacha desconocida te sonría, las muchachas que eran objeto de acoso no estaban vestidas de un modo provocador o borrachas, a veces se trataba simplemente de que eran muchachas", considera Ibrahim.
Por otra parte, el periódico Jyllands-posten encuestó a una serie de muchachas que comentaron que suelen ser objeto frecuente de acoso, pero la mayor parte de estos sucesos están relacionadas con jóvenes daneses, quienes son los primeros en olvidar los valores europeos.
Según el rotativo, las jóvenes se preguntan quién en ese caso debe enseñar a los refugiados qué es lo normal y qué no.