El jefe de Gobierno de Eslovaquia, Robert Fico, criticó durante un debate televisado que los refugiados se hayan convertido en una "suerte de especie protegida" para Europa occidental y reclamó una Cumbre extraordinaria de la Unión Europea sobre inmigración, protección de fronteras y la creación de sociedades paralelas.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, describió en Kossuth-Rádió los hechos en Colonia como una expresión de la crisis del liberalismo y manifestó que la prensa húngara no tiene las cortapisas de la alemana a la hora de denunciar estos hechos.
El jefe de Gobierno de la República checa, Bohuslav Sobotka, se pronunció a favor de la expulsión inmediata de los refugiados que cometan delitos en Europa.
En Rumanía, el expresidente Traian Basescu pidió al Gobierno que se sume a sus vecinos en la oposición al plan de reparto de refugiados de Bruselas, y advirtió que los inmigrantes musulmanes no comparten los valores de la cultura europea.
El 31 de diciembre de 2015, durante las celebraciones de víspera de Año Nuevo, ocurrieron múltiples casos de agresión sexual, hurtos, robos y al menos dos violaciones de mujeres en Alemania, principalmente en el centro de Colonia, cerca de la estación ferroviaria central.
El jefe de Policía de Colonia, Wolfgang Albers, se vio obligado a dimitir el 8 de enero presionado por las críticas de falta de diligencia del cuerpo.
Varios de los sospechosos son de origen inmigrante y solicitantes de asilo, lo que ha provocado las críticas a la gestión de la crisis de los refugiados de la canciller federal, Angela Merkel, y a los medios de comunicación, acusados de haber tratado de ignorar o encubrir los ataques.