Los migrantes comenzaron a visitar el museo en abril debido a la conexión gratuita inalámbrica a Internet, siendo recibidos en un principio con alegría por los trabajadores del museo, pero esta situación cambió pronto cuando los visitantes comenzaron a comportarse de modo agresivo respecto al personal.
"La situación se descontroló en diciembre", cuando la administración se enfrentó a una serie de "sucesos desagradables", informó a la agencia DPA Ragaglia.
Los migrantes ocupaban los locales del museo para dormir, usaban los retretes para sus necesidades higiénicas, ingerían bebidas alcohólicas e insultaban a las trabajadoras del museo.
Ragaglia subrayó que la desconexión del Internet gratis es temporal.
A partir del 7 de enero el Wi-Fi gratis funcionará solo en una zona estrictamente destinada a esos fines, y se establecerá una contraseña para el acceso, que será informada a quienes lo soliciten por los empleados del museo.
Algunos políticos de izquierda criticaron la decisión de la directora del museo.
"Mantendré con firmeza mi decisión, que considero totalmente legítima", declaró la funcionaria en respuesta a las críticas.
Más de un millón de refugiados, en su mayoría procedentes de Siria, Afganistán e Irak, llegaron a Europa durante el año escapando de la persecución y la guerra, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
La Agencia Europea de Fronteras (Frontex), entretanto, estima que entre enero y noviembre llegaron a la UE al menos 1,55 millones de inmigrantes irregulares.
La Comisión Europea calificó la actual crisis migratoria como la peor desde la Segunda Guerra Mundial.