Según el portavoz del ente, los habitantes del centro en la ciudad de Grannaforsa, en el sur del país, se asustaron de que la luz se encendía y se apagaba espontáneamente mientras que escuchaban extraños ruidos que provenían del desagüe.
El martes más de la mitad de los 60 refugiados que habitan allí acudieron a las autoridades locales pidiendo que les proporcionaran otra vivienda.
Los refugiados intentaron negociar durante todo el día pero al final tuvieron que regresar a la casa por que no tenían otra alternativa para pernoctar.
Los empleados de Inmigración achacan lo ocurrido a apagadores rotos y cambios repentinos de temperatura.