El reciente refuerzo del control fronterizo en Hungría ha obligado a miles de refugiados a cambiar su ruta hacia Croacia.
Varios refugiados se han aventurado a cruzar desde Serbia hacia Croacia por plantaciones o bosques, arriesgándose a entrar en áreas minadas.
"Debería incondicionalmente guiarse a los refugiados, esto es, mantenerles a una distancia de no más de 50 metros de las vías en las zonas afectadas", sugiere el activista y añade que "el Gobierno croata, según el attaché, no obstaculizará el tránsito de los refugiados hasta la frontera con Austria".
No obstante, Croacia ha contribuido a impedir el cruce ilegal de sus fronteras. Los medios húngaros informaron de la muerte de un refugiado y varios heridos tras enfrentamientos con la policía croata.
Zagreb anunció el jueves que el país ha alcanzado el límite de su capacidad para acoger refugiados, según explicó su ministro del Interior.
Agregó que quienes no sean demandantes de asilo serán considerados inmigrantes ilegales.
El primer ministro de Croacia, Zoran Milanovic, declaró el jueves que el país no cuenta con los recursos para recibir y registrar el flujo de migrantes procedentes de la vecina Hungría y Serbia.
La policía croata informó el jueves que más de 5.600 refugiados ingresaron en el país después de que las autoridades húngaras endurecieran el control migratorio en sus fronteras el martes.
Las guerras de Yugoslavia durante la década de 1990, que acompañaron la disolución del país, dejaron miles de artefactos explosivos dispersos a lo largo de las fronteras de Bosnia, Croacia y Serbia.
En Croacia, se estima que hay más de 50.000 minas antipersonales enterradas, según el Centro de Minas de Croacia, con casi 200 muertos por detonación de estos artefactos desde 1996.