Durante el rezo del Ángelus, el Sumo Pontífice indicó que los "atroces bombardeos" norteamericanos de Hiroshima y Nagasaki aún hoy suscitan "horror y rechazo".
Ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, Francisco llamó a "orar y a comprometernos con la paz para difundir en el mundo una ética de fraternidad y un clima de serena convivencia entre los pueblos".
"Que de toda la Tierra se eleve una única voz: ¡No a la guerra, no a la violencia, sí al diálogo, sí a la paz! ¡Con la guerra siempre se pierde! ¡El único modo de vencer una guerra es no hacerla!", dijo el Papa.
A consecuencia de las explosiones nucleares y sus secuelas en Hiroshima murieron 140.000 personas de 350.000, y en Nagasaki, 74.000.
La inmensa mayoría de las víctimas de los primeros y únicos bombardeos atómicos de la historia fueron civiles.