"Si se quiere formar parte del Gobierno, ha de aceptarse la posición de que estamos enzarzados en un ejercicio de renegociación para celebrar un referéndum y esto llevará a un resultado satisfactorio", afirmó Cameron según la cita recogida por la prensa.
El aparente ultimátum del jefe de Gobierno a los euroescépticos de su administración que se nieguen a acatar su objetivo por seguir dentro de la UE desató la ira en el sector más euroescéptico de su partido.
El diputado y exministro del Interior, David Davies, lo denunció como "un paso insensato" y la transformación de "un debate decente en una discusión amarga" que forzará la dimisión de algunas figuras destacadas en el Ejecutivo de Cameron.
Todos creían asegurado el voto libre no solo para los diputados, sino también entre los cargos ministeriales, como sucedió en la consulta sobre la UE de 1975, entonces con un Gobierno laborista.
En la conferencia de prensa en la sede del G7, Cameron reiteró hoy que sus palabras fueron malinterpretadas y declinó confirmar si impondrá la responsabilidad colectiva a los miembros de su Gobierno en la campaña del referéndum.
"No voy a responder a preguntas hipotéticas", repitió una y otra vez, "reconozco la frustración pero ha de procederse paso a paso".
El primer ministro se mostró "confiado" en lograr una reforma de la UE que le permita capitanear el voto a favor de la continuidad de Reino Unido en el club de los Veintiocho.
Y en un guiño al ala derecha de su formación que tiene la vista puesta en el 'Brexit' dijo: "no descarto nada si no consigo lo que quiero".
El alcalde de Londres, Boris Johnson, interpretó esta frase como una señal de que Cameron solicitará la salida de la UE tras un hipotético fracaso de las negociaciones con el resto de líderes comunitarios.
