El 1 de abril nueve británicos, con edades comprendidas entre los 22 y 47 años, fueron detenidos en la provincia turca de Hatay al tratar de cruzar la frontera con Siria para engrosar las filas del grupo terrorista Estado Islámico (EI).
Todos los arrestados son parientes, entre ellos hay cuatro niños.
Según la policía de Manchester, citada por la cadena de televisión iTV, todos han sido deportados a Gran Bretaña el miércoles.
Se estima que más de 600 británicos han viajado a Siria en los últimos años, pero es la primera vez que una familia numerosa es interceptada de camino al autoproclamado califato islámico.
Un informe de la ONU, publicado anteriormente, estima que más de 25.000 extranjeros se han unido a las milicias islamistas del EI o Al Qaeda.
La mayoría de estos militantes, en torno a los 22.000, se habrían desplazado a Siria e Irak; unos 6.500 a Afganistán; y el resto a Yemen, Libia, Paquistán y Somalia.
El número de extranjeros combatientes se ha disparado un 71% en los últimos doce meses, desde marzo de 2014, según advierte la ONU.