Puede pasar de muchas maneras, bruscamente o poco a poco, con vómitos de sangre o solo con apatía, pero cuando en una casa muere un perro envenenado, lo común es que el hogar se inunde de dolor e incomprensión. En esta ocasión, la familia de Rocío confirma esta regla. Su perro de 7 años ingirió veneno al dar su paseo de la mañana. Después murió en los brazos de su dueña cuando corría al veterinario.

"Sé que con la que está cayendo es raro hablar de la muerte de mi perro, pero espero que se sepa para que a otras familias no les pase lo mismo, hay que extremar precauciones, esto es muy duro", nos cuenta Rocío. Su perro se llamaba Nico, de raza teckel, llevaba 7 años con la familia. "Era muy bueno, muy cariñoso, pura alegría cada vez que volvías a casa, le encantaba nadar y saltar al río".
Nico murió en Sevilla en la zona de Plaza de Armas tras haber ingerido veneno, según confirmó el veterinario.
Los motivos que llevan a alguien a soltar veneno deliberadamente para matar a mascotas son insondables. "Nico simplemente se puso a vomitar, al principio no me alarmé porque él ya había tenido gastroenteritis", explica Rocío; "pero no duró ni 12 horas desde que tomó el veneno".
Cómo saber si mi perro está envenenado
No son raros los casos de envenenamiento a mascotas, aunque no siempre son deliberados. En ocasiones, los perros consumen accidentalmente plaguicidas o raticidas en parques o zonas ajardinadas.
"No se puede perder de vista a los animales", explica Marian Agudo Arroyo, veterinaria del Centro Virgen de las Nieves. Síntomas obvios como vómitos o diarreas deberían hacernos visitar una clínica veterinaria o "darle por ejemplo agua oxigenada o carbón activado, que podemos conseguir en cualquier farmacia, para que vomite y que no absorba a nivel intestinal el veneno".
La sintomatología depende del veneno:
- los raticidas provocan hemorragias internas,
- los insecticidas o herbicidas se muestran con convulsiones, vómitos o diarreas.
Pero también son usuales los casos con estricnina, cuya venta está prohibida, y "esa es fulminante, no da tiempo ni a llamar al veterinario", detalla Agudo Arroyo.
Pero los síntomas no son siempre tan obvios.
"En ocasiones simplemente podemos observar cambios de comportamiento", advierte Paco Sánchez Castañeda, desde el Colegio de Veterinarios de Sevilla. "Muchas veces simplemente el perro se comporta como si estuviera avergonzado o tuviera miedo, se esconde en su propia casa, apático o triste".
En todo caso, siempre es recomendable la máxima observación.
Un peligro real
El perro es el animal de compañía más numeroso en España, aunque a nivel europeo hay más gatos, los hogares españoles cuentan con millones de canes. El registro no está regulado por ley y es competencia de las administraciones regionales, pero en 2015 el Ministerio de Agricultura calculó al menos unos 7,4 millones de perros por menos de medio millón de gatos en España, aunque lo cierto es que el registro y censo de gatos está muy por debajo de la presencia real de los felinos en los hogares españoles. La Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC) ha registrado posteriormente a animales de compañía por todo el país, sus datos son más amplios, hay unos 13 millones de mascotas.
En total, en los últimos 25 años hay registrados en España 21.260 animales muertos por veneno, siendo las aves el grupo de especies más amenazado en el hábitat natural.
Más perros y más atención para ellos
Las mascotas y por lo tanto los perros han sido y son una inestimable compañía durante esta pandemia. Más allá de la anécdota de sacarlos a pasear durante las fases más duras del confinamiento, "han sido un apoyo emocional básico, sobre todo para las personas que viven solas", detalla Marian Agudo Arroyo.
Aunque es pronto para sacar conclusiones, ambos veterinarios coinciden en que estos meses ha aumentado la demanda de mascotas, "antes los frenos a tener un perro eran los viajes o la falta de tiempo, ahora esos obstáculos pesan menos y la gente busca al animal que siempre había deseado", explica Sánchez Castañeda.
Cómo asumir el duelo
Las miles de familias que han perdido y perderán a su mascota por envenenamientos provocados o accidentales vivirán un verdadero duelo. Considerarlo como tal, explican los profesionales, es un primer paso para superarlo.
"Poco a poco avanzamos en esa cultura del dolor por nuestras mascotas, antes nadie lloraría por un perro, pero hay que hacerlo", explica Sánchez Castañeda. "Para bien o para mal, son compañeros de viaje con los que vivimos toda una vida durante 12 ó 15 años. Despedirlos, y más de una manera tan dolorosa, debe naturalizarse. Si hay que llorar, que se haga".
Es recomendable, según los veterinarios, buscar nuevos compañeros de viaje más jóvenes que mantengan esa relación que hemos creado al cuidar al animal, pero que ofrezcan más tiempo y juventud. Después de todo, los mejores amigos del hombre nunca decepcionan.
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