Los protagonistas, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero; y el vicepresidente segundo y líder de la fuerza minoritaria del Gobierno de coalición, Pablo Iglesias.
Pero esa breve conversación en la que la titular de Hacienda, uno de los pesos pesados del PSOE en el Gobierno, le recriminaba al vicepresidente su tozudez de una manera tan genuinamente española; era tan solo el colofón de varios días de desencuentros públicos a cuenta de diversos temas centrales de la agenda política del país.
La subida del salario mínimo y el veto a los cortes de electricidad para las familias pobres durante la pandemia fueron las dos últimas cuestiones en las que las dos almas del Gobierno español, representadas por PSOE y Podemos, habían chocado públicamente; pero antes hubo más.
Hace un mes, la ministra de Defensa, Margarita Robles (PSOE), y la secretaria de Estado, Ione Belarra (Podemos), cruzaban duras palabras a cuenta de la prohibición de los desahucios para familias vulnerables y de la posición española en el Sáhara, una cuestión especialmente delicada en España por razones históricas.
"Cuando eres la ministra favorita de los poderes que quieren que gobierne el PP con VOX, quizá estés haciendo daño a tu gobierno", le llegó a decir vía twitter Belarra a Robles el pasado 20 de noviembre."Coalición rara"
El catedrático Antonio Robles Egea, con varios estudios sobre las coaliciones políticas, explica a Sputnik que "esta coalición de Gobierno es rara porque no suman mayoría absoluta, como suele ocurrir, y tienen que recurrir a socios parlamentarios. En términos técnicos, no es una coalición mínima ganadora, sino una especie de "bloque de familia", dados sus pactos anteriores en regiones, lo que facilitó el pacto inicial".
Uno de los argumentos más repetidos estos días para explicar el revuelo en torno a las disputas internas en Moncloa es que se trata del primer Gobierno de coalición a nivel nacional en las cuatro décadas de la actual democracia española, a pesar de que hay experiencias a nivel regional.
Para Robles Egea "no es un problema de tradición porque tenemos una tradición pactista: la II República, la Transición... sin embargo en España hay fracturas que nunca se han resuelto: izquierda-derecha, centro-periferia y la cuestión religiosa. Además, el sistema electoral favorece a los dos partidos grandes. Por lo tanto no hay cultura de pactos de Estado", resume desde su despacho en Granada.Podemos es el socio menor de este tándem de izquierdas español. Su grupo parlamentario (Unidas Podemos, resultado de su lista conjunta con Izquierda Unida) aporta 35 diputados a la coalición, mientras que el Partido Socialista Obrero Español aporta 120, lo que les deja lejos de los 176 votos de la mayoría absoluta para aprobar ciertas leyes de especial importancia, como las leyes orgánicas.
Para el profesor Egea, hay que reparar también en el "potencial de chantaje de los socios. En este caso, Podemos ha posibilitado el entendimiento con las fuerzas regionales para ensanchar la coalición de Gobierno en el Parlamento, de ahí que su beneficio de la coalición sea mayor. Se percibe en la proporción de cargos".
"Una hazaña"
El consultor político Antoni Gutiérrez Rubí, sin embargo, resta importancia a las divisiones en el seno del Gobierno y pone el énfasis en los logros alcanzados: "Es una coalición que en un año ha conseguido ampliar la mayoría de la investidura para aprobar los presupuestos. Eso es una hazaña", explica a Sputnik.
"Los gobiernos de coalición son una competencia virtuosa en los que se compite y a veces se colabora", precisa Gutiérrez Rubí que añade que "ambas fuerzas han de hacer cesiones, lo que desean es que estas cesiones tengan el mínimo coste para los electores propios y les permitan arrancar votantes al socio, que puede ser rival en el futuro".
Lo cierto es que en este año de vida del Ejecutivo y a pesar de que hay una comisión de coordinación, fueron varias las ocasiones en las que se resolvieron diferencias entre los socios por medio de encuentros personales entre el presidente del Gobierno y su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias.
Este consultor catalán que también asesoró en campañas electorales y en la formación de Gobiernos en Latinoamérica señala que "desde el primer minuto hay una vigilancia mutua que a veces puede rozar la desconfianza y la deslealtad, pero mientras de puertas adentro los límites estén bien marcados, lo que suceda para fuera es para el consumo de la narrativa electoral, del debate mediático, etcétera", resume.
En clave electoral
No obstante, todos los expertos consultados coinciden en que el fin último de esa tensión es diferenciar su oferta política de cara a futuras elecciones, por lo que auguran nuevas disputas y una ruptura en la parte final de la legislatura.
"En los gobiernos de coalición, el socio pequeño suele temer ser devorado por el grande y por eso los pequeños a veces sobreactúan. Eso es algo que sí está pasando en el caso español", explica Gutiérrez Rubí.
Los analistas también apuntan a una mayor fragmentación futura de la representación política española, por lo que los escenarios políticos venideros serán más complejos y la palabra pacto pasará a ser de uso cotidiano entre la llamada clase política española.
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