En su testamento, el conquistador dejó un testimonio sobre el proyecto de colonización que imaginó para la Nueva España. Entre las órdenes que dejó previo a su muerte, mencionó la culminación de la construcción del hospital de Nuestra Señora en la Ciudad de México, así como la edificación de un monasterio de monjas franciscanas, además de un colegio para estudiantes de teología, derecho canónico y civil.
Algunos testimonios afirman que el conquistador de México murió frustrado por no haber obtenido el reconocimiento que merecía por los servicios que prestó a la Corona española. A lo largo de su vida escribió muchas cartas al rey de España en donde insistía que, gracias a él y a sus soldados, Carlos V había ganado el territorio de la Nueva España, lo cual ameritaba una gran recompensa.
Aunque ese pago consistió en otorgar a los conquistadores encomiendas perpetuas y hereditarias, la voluntad de Hernán Cortés —quien al momento de su muerte ostentaba el título de marqués de Oaxaca— no se cumplió en su totalidad.En primera instancia, el conquistador solicitó que sus restos fueran trasladados desde Castilleja de la Cuesta, donde falleció, a la villa de Coyoacán. En ese lugar permanecería dentro del monasterio de monjas franciscanas que ordenó construir, pero ese proyecto nunca se materializó debido a que los bienes y negocios de Cortés no alcanzaron para cumplir con ese plan.
Aguirre Salvador apuntó que la idea de Cortés era que los indios fueran cristianizados por los frailes. A lo largo de su vida, el conquistador estuvo muy apegado a la orden de los franciscanos y por ello pidió a la Corona que la Iglesia católica en la Nueva España quedara en manos de los frailes.
"Este proyecto nunca fue aceptado porque tenían el temor, en parte fundado, de que, si le seguían dando tanto poder a Cortés, él algún día podría declarar la independencia de la Nueva España y convertirse en rey. Esto nunca pasó y, hasta donde sabemos, Cortés nunca tuvo esas intenciones, aunque su hijo sí", señaló.
Por otra parte, su orden para erigir un colegio de teología, derecho canónico y civil, apuntaba a que los hijos de los conquistadores y encomenderos recibieran una buena educación y que las personas doctas en la Nueva España contaran con un espacio para formarse.
La institución educativa que imaginó el conquistador español no logró realizarse debido a que la monarquía española fundó la Real Universidad de México en 1553, bajo principios educativos similares a los pensados por Cortés, pero a cargo del entonces príncipe Felipe II.
Pese al fracaso de esos planes, algunas cuestiones familiares del testamento de Cortés sí se cumplieron. Por ejemplo, se realizaron un total de 5.000 misas a su nombre: 1.000 de ellas fueron para las ánimas del purgatorio, 2.000 para las personas que fallecieron al servicio de la Conquista, mientras que las restantes se hicieron en nombre de las personas que el conquistador ya no recordaba o de las cuales no había tenido noticias.
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