En una crónica publicada este jueves en su página web, el quincenal catalán Directa recoge los principales puntos de este seminario dirigido a militares y periodistas, celebrado el pasado miércoles en el palacio de Capitanía Militar, en el paseo de Colón de la ciudad condal.
Según el militar, "la guerra informativa" sigue los principios básicos militares de jerarquía y disciplina: "La comunicación militar no es improvisada, responde a un plan, la política informativa es un anexo a las operaciones".
Así, explica la Directa, las directivas del Ministerio de Defensa sobre Comunicación Estratégica (Estratcom) se trasladan al Estado Mayor de Defensa (Emad) y, desde allí, al mando de las operaciones.
"Con el concepto de Estratcom queremos decir que la comunicación que el Ejército persigue fines estratégicos, tiene diferentes intenciones", aclaró Gan.
El jefe de la Inteligencia militar destacó la importancia de la "guerra de la información", cuyo origen situó en EEUU y sus esfuerzos durante la posguerra para convencer al mundo del carácter positivo de las operaciones militares estadounidenses y contrarrestar la influencia del bloque soviético.
"Son especialmente importantes los temas de la legalidad y legitimidad", precisó Gan: "Por mucho que cumpla con la legislación, si la gente no ve una intervención militar como legítima, la rechazará", agregó.
Por ese motivo, los servicios de Inteligencia militar tratan de influir en los medios de comunicación y la opinión pública con todas las herramientas a su disposición: "Para la audiencia, la percepción es la realidad, y la audiencia siempre tiene razón", comentó Gan al señalar que lo importa es "lo que llama la atención: un 5 por ciento negativo puede tapar un 95 por ciento positivo".
El militar afirmó que las técnicas de marketing conviven en el Ejército español con categorías clásicas como el "uso de la fuerza letal", que desglosó en "masiva", "selectiva" y "amenaza".
Además, Gan habló de "la coordinación entre los instrumentos de poder diplomáticos, económicos y militares para ganar las guerras contemporáneas, caracterizadas por la asimetría de los actores, el predominio de las fuerzas especiales y los mercenarios, los límites espacio-temporales difusos o la inmediatez de la información", escribe el autor del artículo, Marc Rude, quien consigna que esta jornada "rompe con la idea popular del Ejército español como una institución de costumbres adecuadas".
