"Yo no soy un capo de la mafia georgiana. Todo eso que dicen no es verdad. Durante muchos años se me ha llamado "ladrón en ley" sin serlo", aseguró este lunes Shushanashvili ante el magistrado.
El acusado también negó su participación en las actividades delictivas de las que está acusado.
Sin embargo, la fiscalía anticorrupción pide para él 33 años de prisión y una multa que supera los dos millones de euros.
Shushanashvili está detenido en Francia por ordenar el asesinato de un capo rival, pero las autoridades francesas le concedieron un permiso de extradición de seis meses para asistir al juicio que arranca este lunes en Madrid, en el que hay otros 20 acusados.
Él insistió en su inocencia ante la pregunta directa de si es miembro de alguna organización criminal.
No obstante, la acusación cree que Shushanashvili era el máximo líder del grupo junto a su hermano Lasha, condenado a 14 años en Grecia.
La operación Java desmontó un entramado criminal que operaba tanto en España como en Francia, Italia, Suiza, Austria y Alemania.
En diciembre de 2011, Shushanashvili rechazó ser extraditado a Georgia para ser juzgado "por los delitos de asociación ilícita y extorsión", al considerar que "es el paraíso de la persecución".
Algunos de los procesados están acusados de varios delitos, entre los que se contempla el intento de homicidio, asociación ilícita, blanqueo de dinero, falsedad documental, falsificación de tarjetas de crédito o tenencia ilícita de armas.
Para los 20 acusados, el Ministerio Público español reclama penas que superan los 180 años de prisión en total.