Este descenso es consecuencia de un saldo migratorio negativo de 102.309 personas y de un saldo vegetativo positivo de 29.974, según los datos del INE.
En cuanto a la emigración, de las 409.343 personas que se marcharon al extranjero, un 19,2% del total eran españolas y, de estas, 50.249 habían nacido en España. El resto de los emigrantes, 330.559, eran extranjeros.
La cifra de españoles que decide abandonar el país no ha dejado de crecer durante la crisis económica que se inició en 2008.
Desde 2010, la última cifra que ofrece el INE, prácticamente se ha duplicado, pasando de 40.157 a 78.785 personas.
Los principales países receptores de emigrantes españoles fueron Reino Unido, Francia, Ecuador y Alemania.
En el caso de Reino Unido, Francia y Alemania se trata principalmente de migrantes económicos.
La mayoría son jóvenes, los más afectados por la tasa de paro juvenil, que supera el 50% en España.
En cuanto a los inmigrantes extranjeros llegados a España, las principales nacionalidades fueron la rumana, la marroquí y la italiana.
Sin embargo, de las 15 nacionalidades con mayor flujo inmigratorio, las que tuvieron los mayores incrementos relativos en número de llegadas a España fueron la ucraniana, con un 41,2% más que durante 2013, la venezolana, con un 34,9% más y la rumana, un 24,0%.
Las regiones en las que más aumentó el número de habitantes fue las Islas Baleares, Andalucía, Murcia, Navarra y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, mientras que en el resto de comunidades autónomas disminuyó.