España cuenta hoy con 2.500 kilómetros de vías de ferrocarril de alta velocidad, desde el primer AVE que unió en 1992 Madrid con Sevilla, lo que le convierte en el segundo país del mundo con la red más extensa, sólo por detrás de los 11.000 kilómetros de China, según datos de la Unión Internacional del Ferrocarril.
"España destaca por su liderazgo en dotación de infraestructura una vez corregida por población, lo que contrasta con el escaso uso de la misma, muy por debajo del resto de redes de alta velocidad" internacionales, destacan Daniel Albalate y Germà Bel, profesores de la Universidad de Barcelona, en un estudio para la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) sobre el desarrollo de la alta velocidad en el mundo y sus efectos, que recoge hoy el diario económico Expansión.
"La implantación de una infraestructura no implica necesariamente su uso, por lo que los países con mayor dotación pueden no ser los que tienen un mayor número de pasajeros". Y esto es lo que ocurre en España, que tiene previsto construir 1.200 kilómetros de alta velocidad en los próximos años.
Más de 29 millones de españoles utilizaron el AVE durante 2014, muy lejos de los 420 millones de chinos o los 330 millones de japoneses, según datos estos últimos de 2012. Este registro pone en duda la rentabilidad en España de los tres de alta velocidad.
"La tecnología de alta velocidad ferroviaria es extremadamente exigente en costes, lo que exige unas densidades de demanda muy elevadas para que esta inversión genere beneficios sociales", señala el estudio.
Aún más, "si tenemos en cuenta su escaso impacto sobre la actividad económica agregada, sus efectos centralizadores en el sector servicios, el potencial de degradación de la oferta convencional de ferrocarril, y los efectos perjudiciales en el ámbito de la cohesión territorial y la equidad personal", sentencian los profesores Albalate y Bel.
Los especialistas concluyen que "el caso español es especialmente extremo" porque constituye "un modelo de política equivocada", puesto que "ha dado lugar a la red de alta velocidad más extensa del mundo en términos relativos (y la segunda en términos absolutos, con los niveles de demanda más bajos entre todos los países en que se ha implantado".
