En una rueda de prensa para hacer balance de dos años en el Gobierno regional, Mas fue contundente en el sentido de "continuar con el proceso político", que no piensa "aflojar" y que quiere que todo "salga bien".
Las formaciones independentistas, fundamentalmente el partido de Mas y su socio republicano, llevan dos meses enzarzados sobre las candidaturas a presentar en estos comicios.
Primero, Mas exigía una lista única formada por los partidos independentistas y personajes relevantes del mundo catalán.
Ante la negativa de ERC que quiere presentarse con su propia lista, ahora el presidente apuesta por una candidatura liderada por él mismo con figuras importantes en Cataluña, mientras se niega a que ERC haga lo mismo con otra candidatura paralela.
Una agria discusión que muchos analistas califican ya de "vodevil".
Este miércoles los políticos se vuelven a reunir con la presencia de las plataformas independentistas ciudadanas en un último intento de arrancar un acuerdo.
"Espero el jueves poder comunicar largamente las incógnitas de cómo un proceso que ha llegado muy arriba, para que no se desinfle y pueda continuar, lo haga en las mejores condiciones posibles", avanzó el dirigente regional.
Mas valoró que 2014 ha sido "un gran año, un grandísimo año" porque "contra todos los pronósticos y con casi todo en contra" se celebró la consulta independentista el pasado 9 de noviembre.
Más de 2,3 millones de catalanes participaron en la votación. Ocho de cada diez optó por que Cataluña sea un estado independiente.
Más de 5,4 millones de personas estaban llamadas a las urnas, según el censo de 2012.
Cuestionado por su relación con el Gobierno de Mariano Rajoy, el líder nacionalista fue drástico: "El Gobierno conversa" con el Ejecutivo catalán "a través de la Fiscalía, con querellas por la vía penal y no por temas menores", en relación a la querella presentada contra Mas y dos de sus consejeras por impulsar una consulta declarada ilegal por el Tribunal Supremo español.
El dirigente lamentó "mucho" esta situación porque "en un país civilizado y maduro no debería ser así".
Pero "es lo que hay y yo esto no lo puedo cambiar", concluyó.
Mas no se mostró optimista ante la posibilidad de que esta relación entre Madrid y Barcelona cambie: "No sé si cambiará el futuro o no pero con un Gobierno tan hostil, dialogar el muy difícil".
