Verano es sinónimo de playa, calor, vacaciones y, también, de noches interminables. Largas veladas al aire libre en las que el reloj parece detenerse, marcadas por el compás de la música o las risas en una terraza. Noches que este año se ha llevado el coronavirus. El ocio nocturno tal cual conocemos se reserva para futuros estíos, cuando la mascarilla deje de ser complemento. Sin embargo, no todo espera a 2021. Una son las lluvias de estrellas.
Cada año, a medida que avanza el verano, se acerca el momento de mirar al cielo nocturno. Es el momento de una de las principales lluvias estrellas, la llamada bajo el nombre de las Perseidas. Un fenómeno basado en los restos de la cola del cometa 109P/Swift-Tuttle, cuyo camino se cruza con la órbita terrestre. Las pequeñas partículas que genera el cuerpo celeste atraviesan la atmósfera a una velocidad de 210.000 kilómetros por hora. El impacto es tal que se desintegran en medio de un aumento de temperatura de 5.000 grados centígrados, lo que genera un haz de luz. Esto es lo que el ojo humano percibe a partir de la medianoche desde la superficie de la Tierra.Este acontecimiento astronómico dura casi un mes y ya se puede contemplar. Comenzó el 17 de julio y finalizará el 24 de agosto. Su punto álgido será la noche del 11 al 12 de agosto, cerca del amanecer en España, en el que se podrán observar 200 'estrellas fugaces' por hora. Por fortuna, esta coincidirá con la Luna en fase menguante, por lo que la lluvia de meteoros será mucho más visible.
No obstante, las Perseidas no es la única lluvia de estrellas del verano. Antes de su pico máximo, llega el de las Deltas Acuáridas. Provenientes del cometa 96p-Machholz, este diluvio astral tendrá su momento de máximo esplendor en las noches del 28 al 30 de julio sobre las 2:00, hora española, cuando se esperan cerca de 25 meteoros por hora. Las Acuáridas se podrán seguir viendo hasta mediados de agosto, aunque la probabilidad de verlas disminuye con el paso de los días.
Para poder observar bien estos fenómenos astronómicos, se recomienda alejarse todo lo posible de cualquier ciudad. Así se evita la contaminación lumínica, la cual entorpece la visión del cielo. Un plan todavía posible en plena pandemia, siempre que se eviten las aglomeraciones. Una manera de sintonizar con este extraño verano de 2020. Porque las lluvias de estrellas también son sinónimo de estío. Y de deseos. Por cada 'estrella fugaz' encontrada hay que pedir uno y seguro que este año no vamos cortos.
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