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¿Una segunda Tierra? El emocionante redescubrimiento de un planeta olvidado

© Foto : Pixabay / flflflflfl Exoplaneta (ilustración gráfica)
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Kepler-1649c es un exoplaneta situado a 300 años luz de la Tierra, y por tanto, fuera del sistema solar. Se trata del astro más similar a la Tierra encontrado hasta la fecha. El descubrimiento se produjo cuando un equipo de investigadores volvió a analizar antiguas observaciones del ya retirado telescopio espacial de la NASA Kepler.

Ha sido hallado un exoplaneta del tamaño aproximado de la Tierra y con las condiciones necesarias para contener agua en estado líquido. Lo último se debe a que el cuerpo celeste orbita su estrella enana roja a una distancia tan cercana que permite que un planeta rocoso como este reciba suficiente radiación solar.

Por si fuera poco, los científicos estiman que el planeta recibe el 75% de la cantidad de luz solar que recibe la Tierra. Estos factores, en su conjunto, hablan de la posibilidad de que Kepler-1649c pueda albergar vida en él: "este mundo intrigante y distante nos da aún más esperanza de que haya una segunda Tierra tras las estrellas, esperando a ser encontrada", han comentado fuentes de la NASA.

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"De entre todos los planetas sin catalogar que hemos recuperado, este es de los más emocionantes, no solo por estar en la zona habitable y por su tamaño similar al de la Tierra, sino también por cómo puede interactuar con su planeta vecino", comenta el investigador de la Universidad de Texas en Austin y autor principal de la publicación en The Astrophysical Journal Letters, Andrew Vanderburg.

Cabe destacar que hay varias incógnitas que giran en torno a este exoplaneta, especialmente el hecho de que no hay información sobre el aspecto y estructura de su atmósfera, y sin esa información no se puede determinar la temperatura de su superficie.

No obstante, el sistema de Kepler-1649c es muy estable gracias a que tanto este planeta como su planeta rocoso vecino orbitan su estrella anfitriona en un ratio exacto: por cada cuatro órbitas que completa el planeta interno, el planeta objeto del estudio completa nueve.

Ante esto, Vanderburg aventura que "con estrellas enanas rojas por toda nuestra galaxia y estos pequeños planetas rocosos potencialmente habitables, parece algo más brillante la posibilidad de que uno de ellos no sea tan diferente a nuestra Tierra".
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