El investigador asegura que seremos capaces de encontrar vida fuera de la Tierra en un par de décadas como mucho analizando la paradoja de Fermi. La paradoja expone lo contradictorio que resulta que, si bien la vida debería abundar en el espacio por sus dimensiones y si bien nosotros somos una prueba de ello, no hayamos sido capaces de contactar con ella.
Para que la vida se desarrolle, explica Clements, solo es necesaria la presencia de agua y de alguna forma de energía. Dos condiciones que reúnen varios cuerpos celestes de nuestro sistema solar: las lunas de Júpiter y de Saturno.
El hielo se interpone entre nosotros
Clements defiende que la vida podría existir en estos momentos y que la razón por la que no hemos sido capaces de contactar con ella reside en que está recluida bajo la superficie de hielo marciano de estos satélites; "bajo impenetrables y profundas barreras de hielo", señala el investigador.
Explica también que dos décadas parece un periodo de tiempo razonable porque "están en camino una serie de misiones y de instalaciones de observación durante los próximos 10 o 20 años que darán un impulso importante a nuestra capacidad de detectar vida en otras partes". Recuerda, en este sentido, Europa —la luna de Júpiter—, y el telescopio James Webb, que permitirá a los científicos buscar señales de vida procedentes de planetas más allá de nuestro sistema solar.
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