Los científicos ya estaban al corriente de que la ubicación de los 'vórtices lunares' estaba relacionada con una determinada anomalía magnética, aunque no en todas las zonas con polos magnéticos fuertes aparecieran trazos luminosos alrededor. Además, la propia Luna, no genera campos magnéticos globales, a causa de lo cual, el origen de estructuras semejantes en la superficie del satélite, permanecía como un misterio. En particular, se hizo popular la ilusión de 'un hombre en la Luna' por la configuración de los vórtices que formaban un dibujo que recordaba al rostro de una persona.
Según los planetólogos, esos 'tubos de lava', al calentarse a 600 grados centígrados y enfriarse después, hacen que las rocas lunares adquieran propiedades magnéticas en ausencia de oxígeno, debido a que la alta temperatura provoca la destrucción de minerales y la liberación de hierro.