La periodista de Sputnik Tatiana Pichúgina conversó con el académico ruso y jefe del Departamento de Astrobiología del Instituto Central de Investigaciones Nucleares, Alexéi Rosanov.
Este meteorito cayó en la Antártida aproximadamente hace 13.000 años y se mantuvo sepultado hasta 1984. Su contenido isotópico apunta a su origen marciano. Tras investigarlo por medio de un microscopio electrónico, los científicos descubrieron dentro un objeto parecido a una bacteria.
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No obstante, no podían afirmar con certeza que se trataba del fósil de una bacteria orgánica debido al tamaño que tenía este cuerpo: varias decenas de nanómetros, menor que el núcleo de cualquier célula.
"Hay mucha agua en los poros de Orgueil, es un factor clave para los microorganismos", explicó a la periodista el científico británico del centro de astrobiología de la Universidad de Buckingham y coautor del estudio, Richard Guver.
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Por su parte, Dmitri Badiukov, jefe del laboratorio del Instituto de Geoquímica y Química Analítica de la Academia de Ciencias de Rusia, señaló que la discusión alrededor de la presencia de rastros de microorganismos en los meteoritos de los años 60 del siglo pasado se debía a la imperfección de los equipos que existían en aquella época.
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Sin embargo y de acuerdo con el científico, una fuerte radiación galáctica 'bombardea' los meteoritos en el espacio. Ningún tipo de materia orgánica es capaz de sobrevivir a sus efectos.