Si los astrónomos confirman sus sospechas, la primera exoluna tendrá la masa de Neptuno y dará vueltas a un planeta cuyo tamaño es la mitad del de Júpiter pero con 10 veces su masa: Kepler-1625, situado a 4.000 años luz de la Tierra.
La señal de su existencia fue detectada por el telescopio Kepler Space de la NASA, y los astrónomos planean ahora continuar con la investigación con el telescopio espacial Hubble en octubre.
Ante el descubrimiento, David Kipping, ayudante de la cátedra de astronomía de la Universidad de Columbia, recomienda tomárselo con cautela.
"Por ahora es mejor describir el objeto como algo que coincide con lo que sería una luna, pero, quién sabe, podría ser otra cosa".
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Las dimensiones de este sospechoso objeto —equivalentes a las de un planeta como Neptuno— han hecho que los científicos pasen a llamarlo Nept-luna.
A la vista de que todos los candidatos anteriores han resultado no aptos para el puesto de exoluna, los astrónomos se muestran esperanzados. "Diría que es el mejor candidato que tenemos", afirma Kipping a la BBC.