Las estrellas lucharon entre sí en una pelea gravitatoria que culminó en la ruptura del sistema y la expulsión de al menos tres cuerpos estelares.
Estas estrellas veloces habían pasado desapercibidas durante cientos de años hasta que dos de ellas fueron detectadas en las observaciones infrarrojas y de radio, capaces de penetrar la gruesa capa de polvo de la nebulosa de Orión.
De esta manera, investigadores razonaron que debía haber al menos otro culpable que robó la energía de este 'sorteo' estelar. Así, el telescopio Hubble ha ayudado a científicos a encontrar la pieza final del rompecabezas espacial al descubrir la tercera estrella fugitiva.
Los astrónomos de la NASA siguieron el camino de la estrella recién descubierta hacia la misma ubicación donde se encontraban las otras dos hace 540 años. En la actualidad el trío reside en una pequeña zona de estrellas jóvenes conocida como la nebulosa de Kleinmann-Low, cerca del centro de la nebulosa de Orion, situado a 1.300 años luz de la Tierra.
"Las nuevas observaciones de Hubble proporcionan una evidencia muy fuerte de que las tres estrellas fueron expulsadas de un sistema de múltiples estrellas", dijo el investigador principal Kevin Luhman.
Según explicó, los astrónomos ya habían encontrado otros ejemplos de estrellas veloces que pertenecían a los sistemas que las expulsaron. No obstante, estas tres son las más jóvenes —su edad es de unos cientos de miles de años—. Por lo tanto, estas estrellas son lo suficientemente jóvenes para tener discos del material sobrante de su formación.
En cualquier caso, el evento libra suficiente energía gravitacional para impulsar a todas las estrellas del sistema hacia su exterior. Asimismo, este episodio energético produce una salida masiva de material.
Los telescopios futuros, como James Webb Space Telescope, serán capaces de observar una amplia zona de la nebulosa de Orión. Al comparar las imágenes tomadas por Webb y Hubble, los astrónomos esperan identificar más estrellas fugitivas que se separaron.