La vida útil de la nave es bastante corta en términos espaciales (tan solo dos años), lo que la convierte en la plataforma perfecta para analizar cómo se comporta el fuego en el espacio. Las pruebas servirán para aumentar la seguridad de futuras misiones de largo alcance. Así, una vez que la aeronave se aleja de la EEI a una distancia segura, los científicos prenden fuego a varios objetos y materias que normalmente pueden encontrarse a bordo, como la tela de los trajes de los astronautas y las piezas de algunos envases.
Según la NASA, los resultados de esta serie de pruebas les ayudarán a determinar la cantidad de resistencia al fuego que se necesita en los materiales utilizados en la construcción de las aeronaves y en los trajes espaciales. Asimismo, se podrá analizar cómo se comporta el fuego en el espacio para introducir mejoras en los sistemas de detección de incendios.