Al margen de esta en concreto, te presentamos otras cinco incomodidades con las que se topa cualquier cosmonauta.
Dolor de cabeza
La falta de gravedad hace que los fluidos de nuestro organismo suban. Es la causa principal de que un astronauta pueda crecer varios centímetros.
Cambio de sabores
Incluso la marca de chocolate más cara del mundo puede tener sabor a cera en el espacio.
"Toda la comida allá tiene un sabor diferente", según explica la astronauta Marsha Ivins en el siguiente vídeo.
Here's why food tastes different in space https://t.co/qVqhSdRslg #ROIMentor
— Vipul Jasani (@Taxtreats) 21 февраля 2016 г.
Sudor excesivo
Dado que en el espacio no ocurre el proceso de convección natural —propagación de calor u otra magnitud física en un medio fluido por diferencias de densidad—, el sudor humano no se evapora, sino que se acumula en la superficie corporal.
El estado de ingravidez contribuye a la reducción del tamaño de los globos oculares. Como resultado, algunos cosmonautas ven todo cuanto les rodea con una especie de neblina en la vista.
Retorno a la Tierra
Al regresar a la Tierra, el oído interno, que es responsable de mantener el equilibrio, siempre se ve afectado. Precisamente por esa razón, una vez en el planeta azul, los profesionales tienen que volver a aprender a moverse en condiciones de gravedad.