Las autoridades chinas han confirmado que el aparato caerá a finales del año 2017 pero han asegurado que esto no supondrá un peligro para la población.
"Basándonos en nuestros análisis y cálculos, la mayor parte del laboratorio especial arderá durante el proceso de caída [y el contacto con la atmósfera]", comentó Wu Ping, subdirector de la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada, en declaraciones recogidas por el medio.
Según el medio, el hecho de que la entrada en la atmósfera de la Tierra vaya a producirse de forma 'natural' indica que en realidad se ha perdido el control sobre el Tiangong-1, ya que de lo contrario se podría efectuar una entrada guiada que acabara con un impacto sobre el océano.
El laboratorio se encuentra a casi 400 kilómetros de nuestro planeta, mide 10,4 metros de largo, 3,3 de diámetro y pesa 8,5 toneladas.