Claro que todos quisiéramos poder disfrutar de las maravillas de la pantalla grande en nuestra propia casa (y tener un cine y máquinas de pop instalados allí), sin embargo, no siempre se puede. Todo dependerá del espacio del que dispongas (y el dinero, pero no nos centremos en eso).
Entonces, ¿qué aparato elegir?
Debemos conseguir uno que nos haga sentir "inmersos" en la pantalla, y que verlo sea tan placentero que nos haga olvidar de todo lo que sucede afuera. Para eso, el tamaño y dónde se coloca, sí importa.
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Teniendo la cantidad de pulgadas en cuenta, pasemos a los detalles que marcan la diferencia. Uno de ellos es el lugar donde se colocará el televisor.
Deberías elegir paredes perpendiculares a las ventanas, de esa forma reducirás los reflejos. También es aconsejable que el la altura del marco inferior de la televisión esté al nivel de los ojos, y según las pulgadas que decidas comprar, la distancia.
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Otro aspecto importante es la resolución del televisor: a menos resolución, menos píxeles y por tanto, peor calidad de imagen. La resolución es especialmente importante en pantallas grandes, donde se nota más el pixelado.
Por último (aunque quizá sea lo más importante): ¡No olvides experimentar en vivo cómo se ve el televisor! En definitiva, todo dependerá de si te gustó verla o no.