"El informe [de Francia] presenta argumentos no basados en criterios científicos que sugieren que la entrada en vigor del acuerdo tendrá un impacto ambiental negativo", dice un comunicado conjunto del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Brasil.
La nota agrega que el acuerdo UE-Mercosur, que preveía un aumento de la exportaciones agrícolas y ganaderas brasileñas, "no presenta ninguna amenaza al medio ambiente, a la salud humana y a los derechos sociales", sino que refuerza compromisos multilaterales y agrega mejores prácticas en la materia.
Y recordó que de 2004 a 2012 la deforestación en la Amazonía cayó un 83%, mientras la producción agrícola subió un 61%; en ese mismo periodo, el rebaño bovino creció en más de ocho millones de cabezas.
Sin embargo, no cita que la deforestación está aumentando desde hace tres años y que batió todos los récords históricos durante los primeros meses del Gobierno de Jair Bolsonaro.
El texto también resalta que el aumento de la producción en Brasil se da "por innovación tecnológica, sin la necesidad de expansión en nuevas áreas", y añade que no habría motivo de preocupación porque ya está en vigor un sistema de rastreabilidad de la exportación de la carne bovina a la UE.
El comunicado oficial también lamenta que el documento francés ignore el "progresivo fortalecimiento de la legislación ambiental del país", destaca que Brasil preserva más del 66% de su vegetación nativa y asegura que el país es una "potencia ambiental".
"Causa extrañeza que el informe esté centrado en productos de alta sensibilidad agrícola europea y se valga de argumentos no comerciales (como el supuesto riesgo de deforestación) para garantizar la protección económica de ciertos productores", dice la nota.
Finalmente, el Ejecutivo brasileño considera que la no entrada en vigor del acuerdo sería "un claro desincentivo" a los esfuerzos del país para fortalecer aún más su legislación ambiental, y cita posibles implicaciones sociales y económicas negativas que podrían agravar aún más los problemas ambientales de la región.
El acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur (bloque formado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) fue alcanzado en junio del año pasado tras casi dos décadas de negociaciones, pero para que entre en vigor tiene que ser ratificado por todos los países europeos, lo que parece cada vez más improbable.