El presidente de EEUU, Donald Trump, afirmó que no quiere prohibir a las empresas estadounidenses que hagan negocios con China ni que vendan productos de alta tecnología a China, incluyendo chips y motores de aeronaves fabricados por General Electric junto con la francesa Safran.
Sin embargo, el enfrentamiento tecnológico entre China y EEUU fue desatado en primer lugar por razones de seguridad nacional. Trump afirmaba que no se debería permitir a Huawei entrar en el mercado estadounidense porque el equipo chino conlleva amenazas de espionaje. Todas las restricciones al suministro de productos de alta tecnología fueron motivadas por la necesidad de proteger la propiedad intelectual de EEUU.
El argumento era que China, al obtener los productos tecnológicos, realizaría ingeniería inversa y luego simplemente aplicaría soluciones ajenas en su propia producción, sin hacer una gran inversión en investigación y desarrollo. De esta manera, el país asiático obtendría una ventaja competitiva desleal, desplazando a los competidores estadounidenses.
Sin embargo, Trump tampoco puede ignorar los intereses de su país, indicó, precisando que el presidente entiende que la rivalidad entre las dos superpotencias provoca más daños que beneficios.
"Por ejemplo, si Trump prohíbe el suministro de motores de aeronaves a China, no solo tendrá un grave efecto negativo en China, sino también en EEUU", explicó Wang Zhimin.
Según él, el daño a EEUU sería aún más grave, ya que China tomaría represalias. El politólogo enumeró las posibilidades chinas entre las cuales mencionó la compra de motores de otros fabricantes, el desarrollo de sus propias tecnologías y la reducción de las compras de aviones Boeing.
El caso de los motores de aeronaves ilustra bien que el fin de la cooperación con China perjudicará a las dos partes.
La prohibición del suministro de los motores afectará General Electric y Safran. Se informa que China hizo un pedido de 5.000 motores, de los cuales 1.000 unidades son LEAP 1C para el avión Comac C919. De esta manera, las compañías podrían perder una quinta parte de sus ingresos en el mercado chino.
Asimismo, los representantes de la empresa señalaron que copiar el motor de la aeronave no es tan fácil, como puede parecer. En primer lugar, además de las características de diseño, es importante establecer la producción de los materiales necesarios. Además, GE y Safran señalaron que sus productos han sido suministrados al mercado chino durante muchos años, por lo que si China quisiera, habría comenzado la ingeniería inversa hace mucho tiempo.
Aviones con motores de GE y Safran son enviados alrededor del mundo. Por lo tanto, en un mundo globalizado es imposible controlar el desarrollo tecnológico de otros países, afirmó y subrayó que solo se puede perder ingresos de ventas.
El experto cree que es solo una cuestión de tiempo que China empiece a producir motores de calidad equiparables a los extranjeros.
"China es una nueva potencia emergente que se mueve constantemente hacia arriba en la cadena de la producción de valores. Está invirtiendo recursos considerables en investigación y desarrollo, por lo que el momento en que el país pueda producir por sí mismo buenos motores de avión no está muy lejos", declaró el politólogo.