El regulador estadounidense tuvo que introducir aproximadamente 75.000 millones de dólares en el sistema para bajar las tasas. Aplicadas unas medidas tan bruscas, las tasas efectivamente primero cayeron casi al 0% y luego rebotaron al nivel anterior del 2%. A este incidente precedía un mes de alta volatilidad en el mercado de contratos de recompra, o repos (del inglés, repurchase agreement).
"Cuando pasan cosas así, se eleva la incertidumbre y el nerviosismo en el mercado de bonos. Y evitarlo es precisamente tarea de los bancos centrales", comenta el ejecutivo de Goldman Sachs Asset Management Ashish Shah a Financial Times.
En su primera etapa la última crisis financiera se provocó por la quiebra del sistema de créditos a corto plazo. De momento, en el mercado de repos no se notan los indicios de 2008 debido a las nuevas reglas que aumentaron en este sector el coste del trabajo para los bancos que hacen de intermediarios. Después de la crisis, los bancos empezaron a recurrir a fuentes de préstamos a largo plazo más estables y seguras. Considerando los riesgos que conllevan los créditos a corto plazo, las entidades bancarias engrosaron el portfolio de depósitos y redujeron su actividad comercial. Como ejemplo, para junio de 2019 Goldman Sachs, grupo de referencia de Wall Street, bajó más de dos veces los préstamos en el mercado de repos de 160.000 a 70.000 millones de dólares, comparado con el nivel de 2007.
Los jugadores activos, sobre todo las empresas no bancarias, quedan muy afectados por los drásticos saltos del mercado de repos. El 17 de septiembre los inversores saludaron la inyección de la Reserva Federal, que a su vez, anunció otra más para el 18 de septiembre por el mismo importe. Los expertos y actores del mercado se preguntan si este tipo de operaciones se harán regulares.