"No es algo que vaya a pasar rápidamente; todo el mundo estima que para que ese acuerdo sea implementado se tardará de un año y medio a dos años", comentó la ministra en una entrevista que publica el diario local Folha de Sao Paulo.
Agregó que mientras los países de los dos bloques ratifican el tratado en sus parlamentos nacionales, Brasil cerrará algunos detalles para no perjudicar a algunos sectores más frágiles que podrían sufrir con el acuerdo, como el del vino y la leche.
En su opinión, la imagen de Brasil en el exterior es "mala desde hace tiempo" y "puede haber empeorado", pero cuestionó la veracidad de los datos oficiales que hablan de un aumento de la deforestación.
La semana pasada, el Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE en su sigla en portugués) concluyó que la deforestación en la Amazonía aumentó un 57% en junio respecto al mismo mes del año pasado.
La ministra remarca que hay que ver si esa deforestación entra dentro de lo que prevé la ley para cada propiedad rural, ya que cada dueño en la Amazonía puede talar hasta el 20% de su terreno legalmente, según prevé el Código Forestal, aprobado en 2012.
Da Costa también se refirió al hecho de que el presidente Jair Bolsonaro finalmente haya desistido de trasladar la embajada de Brasil en Israel de Tel-Aviv a Jerusalén, algo que hacía temer por un boicot comercial de los países árabes, grandes compradores de carne brasileña.
"Es un asunto que fue dejado en stand-by; no lo escuché más (…) Brasil tiene que ser pragmático en el área comercial, es lo que he intentado hacer en el Ministerio de Agricultura", comentó la ministra.
Reconoció que es un nombramiento "diferente" y que el actual diputado no tiene experiencia diplomática, pero confió en que la cancillería monte un buen equipo para asesorarlo.
El 26 de junio pasado, en el marco de la cumbre del Grupo de los 20 (G20) países industrializados y emergentes en la ciudad japonesa de Osaka, la UE y el Mercosur anunciaron haber logrado un principio de acuerdo para tener un tratado comercial.
Su entrada en vigor abriría a los integrantes de la unión aduanera sudamericana un mercado de 500 millones de habitantes, mientras que el bloque europeo tendría acceso ilimitado a 300 millones de consumidores en América del Sur.
Los bloques iniciaron las conversaciones en 1999, pero el diálogo quedó bloqueado entre 2004 y 2010, y se retomó en 2016.
Ahora el convenio debe ser ratificado por los órganos legislativos de los cuatro integrantes del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y por el Parlamento Europeo, donde necesita recibir el apoyo de al menos 16 de los 28 estados miembros de la UE, que representen al menos el 65 por ciento de la población comunitaria.
Acuerdo Mercosur-Unión Europea, ¿un negocio para Argentina? https://t.co/gSstzLy3HJ
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 2 июля 2019 г.
El Mercosur tiene también entre sus países miembros a Venezuela, actualmente suspendida, que debido a su tardía incorporación nunca formó parte de las negociaciones con la UE.