Este escenario implicaría que el banco tendría que perseguir al presidente estadounidense para cobrarle 340 millones de dólares en caso de que su empresa incumpliera sus obligaciones, informan los medios estadounidenses.
La junta ejecutiva del banco alemán estaba al tanto del "desastre de relaciones públicas con el que tropezaría si tuviera que perseguir los activos del presidente en funciones", según el reporte publicado por Bloomberg.
Finalmente, Deutsche Bank decidió no reestructurar los créditos sino evitar hacer nuevos negocios con Trump durante su presidencia.
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En un correo electrónico dirigido a Bloomberg, Eric Trump, quien es el vicepresidente ejecutivo de The Trump Organization, defendió la solidez de su empresa.
"Esta historia es un disparate completo. (…) Muy pocos de nuestros activos tienen hipotecas, y estas son una pequeña fracción en relación con su valor", escribió.
Deutsche Bank tiene una larga y complicada historia de relaciones con Trump y sus iniciativas empresariales. Recientemente The New York Times reportó que durante las elecciones presidenciales del 2016 el banco había rechazado la expansión de un crédito necesario para financiar las obras en una cancha de golf que Trump posee en Escocia.