En primer lugar, según Migunov, los precios del petróleo son reacios a seguir al dólar. Las sanciones contra Irán y la falta de preparación de las principales potencias petroleras para aumentar las cuotas debilitan la oferta en el mercado y, en consecuencia, conducen a un alza en el precio del petróleo. En los últimos días, superó los 80 dólares por barril.
En segundo lugar, Rusia ya ha experimentado varios shocks en los últimos años, comenzando con el colapso del precio del petróleo en 2014 y terminando con numerosas sanciones de Europa y Estados Unidos, prosigue el economista ruso.
"Bajo estas condiciones, todos los inversores que querían retirar su dinero de Rusia, ya lo hicieron con éxito. Para los demás, los posibles problemas, incluidos aquellos relacionados con un aumento de tasas, ya se han recuperado con éxito y se han incorporado en pérdidas futuras", explica Migunov.
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Migunov afirma que a Rusia —que tiene una buena balanza comercial, un superávit presupuestario y un bajo nivel de deuda externa, incluida la corporativa— no se ve amenazada tanto por la situación externa, sino que le preocupan los indicadores internos. El crecimiento económico sigue siendo débil: por debajo del 2%.