Este es un claro ejemplo de cómo las empresas de tecnología y telecomunicaciones han impulsado un repunte en la inversión manufacturera global, afirma el artículo.
Las ganancias operativas de Samsung para el cuarto trimestre se estiman en 14.100 millones de dólares. Si así ocurriera, sería el tercer trimestre consecutivo en que el conglomerado rompe récords de ganancias, sin que afecte que su líder de facto, Lee Jae-yong, está en prisión después de un juicio por corrupción.
Esto ocurre gracias a la proliferación de dispositivos conectados a internet, que exigen la fabricación especializada de docenas de microcomponentes. El avance hacia la inteligencia artificial también requiere servidores de datos masivos que necesitan un inmenso poder de cómputo y chips de memoria.
"Por lo general, creemos que lo más grande es más costoso", afirma Henrich Greve, profesor de emprendimiento en Singapur. "Pero con la tecnología, hay muchas cosas que son muy, muy pequeñas y también bastante costosas".
Pero las inversiones en gastos de capital pueden no traducirse en creación de empleo, en buena medida porque los empleos en fábricas de alta tecnología están en gran parte automatizados y muchas de las inversiones en telecomunicaciones requieren poca mano de obra luego de que se establecen las torres de red, dijeron los economistas.
Los $44.000 millones en gastos de capital de Samsung se destinarán en gran medida a impulsar la producción de pantallas flexibles de teléfonos inteligentes y chips de memoria que pueden almacenar fotos en teléfonos inteligentes o en darles a los dispositivos mayor velocidad multitarea.
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Otras empresas de tecnología y telecomunicaciones de EEUU están también en la lista de los que más invierten en gastos de capital, como los gigantes de telecomunicaciones AT&T y Verizon, junto con Apple, Alphabet e Intel, que se encuentran entre los 25 primeros, de acuerdo con S&P Global Market Intelligence.
Por otra parte, las industrias tradicionales también están modernizando sus operaciones, desde el uso de tractores no tripulados hasta la conversión en fábricas 'inteligentes' altamente automatizadas.