"No es el tipo de actitud que esperamos de un viejo socio y socava dicha relación", ha denunciado la primera ministra británica, Theresa May.
El contencioso se centra en la propuesta del Departamento de Comercio de EEUU para gravar aranceles del 119% en la importación de aeronaves de Bombardier de su CSeries.
El impuesto adicional en las ventas de Bombardier en EEUU pondría en peligro la continuidad de la producción de su CSeries, según alertan los expertos.
En torno al millar de empleados, de una plantilla de 4.200 en Irlanda del Norte, trabajan directamente en las alas del nuevo avión.}
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Muchos otros empleos en la cadena de suministro de componentes están en juego en la región británica debido a la guerra comercial entre EEUU y Canadá.
La ayuda británica se remonta a la operación de adquisición de la pionera compañía aeroespacial Shorts Brothers por la firma canadiense en 1989, según recuerda Steve McGuire, profesor en la Universidad de Sussex.
"El comercio no es únicamente una actividad económica, sino intensamente política", advierte en su blog el también miembro del Observatorio en Política Comercial del Reino Unido (UKTPO, por sus siglas en ingles).
Reino Unido podría tomar represalias contra Boeing, según ha sugerido el ministro de Defensa, Michael Fallon.
"Tenemos contratos con Boeing para (adquirir) nuevas patrullas aéreas marítimas y helicópteros de ataque Apache y ellos también concursarán en otros trabajos de defensa y este tipo de actitud puede claramente poner en peligro nuestra relación futura con Boeing", declaró el ministro conservador.
La polémica afecta directamente a la primera ministra, que ha pedido la mediación de Trump en al menos dos conversaciones con el presidente estadounidense.