Para entender mejor todos los detonantes de la nueva crisis en la industria automovilística de EEUU, hay que considerar la cadena de sucesos que condujo al incremento de ventas registrado en 2016.
Las raíces de la actual tormenta se remontan al año 2009, cuando la industria automovilística tropezó con el problema de la brusca disminución de las ventas de nuevos vehículos.
Para mantener el importante sector industrial del país —que constituye el 3% del PIB y el 10% de la producción total—, el Gobierno de EEUU bajó los tipos de interés a niveles cercanos a cero. Así, los préstamos para la compra de autos al 0% de interés se convirtieron en la norma.
No obstante, dicha medida no brindó los resultados esperados y las ventas siguieron cayendo. Ante estas circunstancias, el Gobierno estadounidense trató de estimular la demanda. Para eso implementó un nuevo programa denominado 'Cash for Clunkers'.
Los consumidores reaccionaron positivamente al estímulo y las ventas repuntaron. Tras la recesión, la demanda empezó a crecer, llegando al máximo en 2014, a medida que la oferta disminuía velozmente.
Consecuencias de las medidas implementadas
De acuerdo con el portal ruso Vesti Finance, todas las medidas aplicadas por el Gobierno de EEUU para estimular la demanda provocaron la inflación en los precios de los vehículos, que en 2017 alcanzó el 24,5%.
El conjunto de estímulos que anteriormente ayudaban a recuperar la demanda ha conducido a la tormenta perfecta que vive hoy la industria automovilística estadounidense.
Los principales factores son tres:
1. El aumento de los tipos —tasas— de interés. Para los productores se hace cada vez más difícil subsidiar los tipos de interés para mantenerlos a nivel cero.
2. Los precios de los autos de segunda mano caen y es posible que sigan haciéndolo en el futuro. De acuerdo con el portal ruso, este factor puede afectar a las ventas de nuevos automóviles, ya que los consumidores prefieren comprar coches baratos, aunque sean de segunda mano, que adquirir otros nuevos y caros.
3. El tercer factor es, tal vez, el más peligroso. El valor residual de los autos —valor que tiene un activo al final de su vida útil— disminuye paulatinamente y lo va a seguir haciendo en el futuro.
El portal ruso considera que si los precios superan el poder adquisitivo de los consumidores, los productores ofrecerán enormes descuentos para poder controlar el problema relacionado con la alta oferta y la baja demanda.
Esta medida contribuirá a que los ingresos de productores y distribuidores de carros nuevos se reduzcan considerablemente en los próximos años.
"No hay nada más destructivo para el sector que el hecho de que las mejores y más modernas tecnologías se ofrezcan a precios muy bajos", concluye Vesti Finance.
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