Henkel está convencido también de lo que está detrás de estos planes: el Banco Central Europeo (BCE) teme que los inversores escondan su dinero bajo la almohada. Si algún banco cae en bancarrota, los clientes que guardan allí su dinero solo tienen derecho a que se les devuelva un total de 100.000 euros, pero no más.
Así las cosas, explica el eurodiputado, aquellos en posesión de una cantidad superior a esta optan por no guardarla en el banco, por si cae en bancarrota.
Si esta medida se aprobase, los ahorradores no tendrían más remedio que acudir a los bancos.
Esta suposición se confirma con las palabras de Draghi, presidente del BCE: "decidí con dignidad detener la impresión de billetes de quinientos euros porque sé que hará daño al crimen organizado". Para Henkel, tras estas palabras se esconde el deseo de que las personas en posesión de una suma superior a los 100.000 euros tengan alguna responsabilidad en caso de bancarrota del banco.
El europarlamentario también señala que el dinero en metálico es importante incluso desde un punto de vista social y político. "Si los jóvenes van a una discoteca con 20 euros en el bolsillo y se dan cuenta de que les quedan solo dos, entonces no seguirán bebiendo. Pero si solo pagan con tarjeta, nunca valorarán el dinero".