Esta vez, los emprendedores chinos gastaron aproximadamente 11.600 millones de euros —12.114 millones de dólares—. Según las estimaciones de Ernst & Young, esta suma es 20 veces mayor de la que China había invertido en todos los años pasados en conjunto.
Entre los acuerdos más destacados de 2016 sobresalen la adquisición de la empresa especializada en la producción de tecnología robótica Kuka, la de la productora de automóviles KraussMaffei y la absorción del fabricante de aparatos para la calcinación de residuos EEW.
Resulta que, tras la compra de cualquier compañía germana, sus productos y tecnologías se copian y se venden ya como bienes producidos por China.
Además, muchos expertos del país teutón muestran su indignación por el hecho de que el proceso de adquisición de las firmas alemanas es de carácter unilateral.
Es decir, las empresas chinas se quedan a las germanas que más les gustan, mientras que las de Alemania no pueden hacer lo mismo, puesto que afrontan muchas trabas relacionadas con la fuerte política proteccionista del gigante asiático.
