La planta, que produce camiones, autobuses y agregados, cerrará para "adecuar la producción a la caída del mercado", según la empresa, ya que entre enero y julio las ventas de camiones han caído un 45%, y las de autobuses un 28,9%, según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea).
Por el momento los trabajadores de la planta tendrán un permiso de trabajo y seguirán cobrando aunque no trabajen, pero mientras la empresa pone en marcha prejubilaciones y bajas voluntarias y asegura que está "estudiando un ajuste" el sindicato asegura que el clima es "tenso" y no descarta una huelga, según recoge la prensa local.
En los últimos meses la fábrica ya despidió a más de 660 empleados, muchos de los cuales acamparon a sus puertas el pasado mes de junio. Pero la situación de Mercedes-Benz es compartida por otros fabricantes, que asisten a un goteo de despidos por la caída de ventas de automóviles.
General Motors despidió a 150 trabajadores de su planta en São Caetano do Sul, Ford hizo lo mismo con 140 empleados en Taubaté y Volkswagen amenazó con 800 despidos, pero rectificó después de una huelga de once días en su fábrica de São Bernardo do Campo, epicentro de la industria.
Según datos de la asociación de fabricantes en un año el número de empleados directos en el sector en São Paulo se ha encogido un 9,7% y se ha quedado en 135.700 personas, una cifra ligeramente superior a la de julio de 2010.