Desde 2004, año en el que se alcanzó un IPCA del 7,4%, la economía brasileña no había superado el límite máximo del 6,5% establecido por el Gobierno, que considera como límite ideal el 4,5% y que ya se vio rebasado por el 6,41% del cierre de 2014.
El aumento del precio de los combustibles, transportes y la energía, esta última debido al impacto de la grave sequía que atraviesa el país, unido al aumento del precio del dólar, han contribuido a la elevación de la expectativa de inflación de los mercados a pesar del acusado descenso en el precio de las materias primas (petróleo, carne y soja).
Debido a la reorganización de las cuentas públicas promovido por el nuevo ministro de Hacienda, Joaquim Levy, solamente el aumento de la energía eléctrica podría llegar al 40% en 2015 mientras que el aumento en los impuestos sobre los combustibles podría provocar un aumento del 8% en el gasóleo y del 6,5% en el diésel en las próximas semanas.
La revisión del crecimiento del 0,13% al 0,03% durante la semana pasada, es la quinta revisión consecutiva y se extiende a 2016 en el que el crecimiento pasa del 1,54% al 1,50%, confirmando las pesimistas expectativas del ministro Levy que en el Foro Económico de Davos habló de un PIB próximo a cero en 2015, aunque llegó a citar la palabra "recesión" creando un gran revuelo.
Por otra parte, la expectativa de los mercados es que la tasa Selic, que define los tipos de interés aplicados por el Banco Central en Brasil, se sitúe a finales de 2015 en torno al 12,5% y se rebaje al 11,5% en 2016.
Por último, el informe del Banco Central es que el dólar norteamericano, que este lunes escaló hasta los 2,70 reales brasileños por dólar, continúe su tendencia ascendente hasta los 2,80 reales en 2015 y 2,90 reales por dólar en 2016.