En el anterior informe, hace tan solo tres meses, las expectativas de crecimiento de Banco Central (BC) eran de un aumento del 0,7% del Producto Interior Bruto, una cifra que en aquel momento ya era considerada un dato mediocre comparable al 0,9% que creció el país en 2012 y especialmente tras crecer un 2,3% en 2013.
Ya en febrero de 2014, la Reserva Federal de los Estados Unidos advirtió en un informe de 49 páginas sobre la vulnerabilidad de la economía brasileña y de otros 15 países emergentes, solamente Turquía presentó un índice de vulnerabilidad superior al brasileño, al contrario de países como Taiwán, China y Malasia.
Por su parte, la revista de corte neoliberal The Economist lanzó un claro ataque a la política económica de Dilma Rousseff durante la campaña presidencial de octubre en la que se citaba el alto grado de inflación y bajo crecimiento (estanflación) de Brasil, a la que consideró la peor economía del bloque BRICS, e incluso recomendó el voto al candidato neoliberal del Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB), Aécio Neves.
El efecto de las numerosas críticas en materia económica se hizo notar cuando en noviembre la presidenta Dilma Rousseff anunció al economista de corte neoliberal, Joaquim Levy, como sustituto del keynesiano Guido Mantega al frente del Ministerio de Hacienda y Economía de Brasil, iniciando un giro neoliberal en materia económica aplaudido por la oposición y los mercados financieros.
Sin embargo, a pesar de la declaración de intenciones de Levy de recortar el gasto público y contener la inflación, las previsiones en el Indice de Precios del BC se mantienen por encima del 6% (6,1%) en 2015 y del 5% en 2016, en un escenario con una tasa de cambio real/dólar de 2,55 y un tipo de interés del 11,75%.
Profundamente afectada por el descenso de precios en el mercado de las materias primas, en especial en el precio del petróleo, la economía brasileña dependerá en gran medida de la buena marcha de sus socios comerciales como Argentina, Venezuela, China y Rusia, países que a excepción del gigante comunista comparten perspectivas económicas en 2015 poco alentadoras.
