Leydy Pech, una apicultora indígena maya del estado de Campeche (sureste), "encabezó una coalición que detuvo con éxito la siembra de soja modificada genéticamente por Monsanto en el sur de México", dice la reseña oficial del premio por la defensa del planeta y de su biodiversidad.
Debido a la persistencia de Pech y su coalición, en septiembre de 2017 el Servicio Agrícola y de Alimentos de México revocó el permiso de Monsanto para cultivar soja modificada genéticamente en siete estados.
La primera entrega de este premio se celebró el 16 de abril de 1990, en el Día de la Tierra, como un reconocimiento internacional que mejora la credibilidad de las personas premiadas, otorga visibilidad mundial a los problemas que defienden y les ofrece soporte financiero para que puedan seguir luchando para hacer realidad su visión de un entorno renovado y protegido.
El también llamado "Nobel Verde" fue compartido por Pech con otros cinco dirigentes ecologistas de Ecuador, Bahamas, Ghana, Francia y Myanmar por impulsar diversas luchas ambientalistas.
Poner alto a una industria antigua
El estado de sureño Campeche, en la península mexicana de Yucatán, con costas frente al Golfo de México y al mar Caribe, presenta una antigua mezcla de bosques, apicultura, agricultura local y cultura maya profundamente arraigada.
"México es el sexto productor mundial de miel y el 40% de la producción de miel del país se origina en la península de Yucatán", indica la reseña del premio.
"La apicultura también es parte integral de la cultura maya y un factor clave en la protección de los bosques de Campeche", indica el informe Goldman.
Con el reciente auge de la agricultura industrial, Campeche perdió casi 40.000 hectáreas de bosque, la tasa más alta de deforestación en México.
En el año 2000, la firma Monsanto comenzó a cultivar pequeñas parcelas experimentales de soja genéticamente modificada en México; y en 2010 y 2011, el Gobierno los calificó como "proyectos piloto".
La soja transgénica utilizada por Monsanto, una compañía que ahora es propiedad de la alemana Bayern, se conoce como "Roundup Ready", una referencia a la tolerancia genética programada de la planta a altas dosis del herbicida Roundup, también producto de Monsanto.
"El ingrediente principal del Roundup es el glifosato, un probable carcinógeno que también está relacionado con abortos espontáneos y defectos de nacimiento", resume la organización ecologista Goldman.
Otra premiada es Lucie Pinson, quien en 2017 presionó con éxito a los tres bancos más grandes de Francia para que eliminaran la financiación de nuevos proyectos de carbón y acabaran con la cobertura de seguros para proyectos carboníferos en 2019.
La indígena ecuatoriana Nemonte Nenquimo también fue reconocida por lograr un fallo judicial para proteger la selva amazónica y el territorio Waorani de la extracción de petróleo en Ecuador.
Paul Sein Twa, de Myanmar (antigua Birmania), lo ganó por buscar la preservación del medio ambiente como la cultura Karen, quien en diciembre de 2018 dirigió a su gente a establecer un parque de paz para conservación de la cuenca del río Salween.
De las personas a las que se otorgó el Premio Goldman, dos han muerto por impulsar esta causa.
Isidro Baldenegro López, de México, fue asesinado el 15 de enero de 2017, y Berta Cáceres, de Honduras, fue asesinada el 3 de marzo de 2016.
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