El jefe del programa 'Clima y energía' de la WWF en Rusia está convencido de que el incremento de la frecuencia de las tormentas no es una coincidencia.
"Es una tendencia normal que está ocurriendo en todo el mundo. Tiene que ver con la física de la atmósfera y con un moderado incremento del efecto invernadero causado por los humanos", explicó.
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Hace falta adaptar las ciudades donde previamente el fenómeno no era común. Por ejemplo, habría que reforzar los tejados de los edificios y las paradas de bus. También, hay que tomarse con más seriedad los avisos sobre tormentas que hoy en día recibimos por medio de los teléfonos móviles.
"Podemos afirmar que la frecuencia de las tormentas seguirá creciendo, al menos a lo largo del siglo XXI", concluyó el experto.
Las fuertes tormentas en las regiones occidentales de Rusia es un ejemplo de esta tendencia. Así, las últimas causaron daños masivos dejando a 52 personas heridas, 23 de las cuales tuvieron que ser hospitalizadas.
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