El fenómeno se empezó a gestar en los últimos 20 años. Por lo general la formación de un río demora miles de años. Por eso la aparición de estas seis formaciones en tan poco tiempo es algo fuera de lo común.
"El equipo de investigación fue alertado de un fenómeno muy raro: apariciones de brotes de agua en superficies secas. Los charcos se hicieron cada vez más grandes y con el tiempo se transformaron en zanjones de 50 metros de ancho y 25 de profundidad, provocando el hundimiento de rutas, caminos y algunas casas en la zona", dijo a Sputnik Jobbagy.
Algunas de estas formaciones incluso generan grandes cañones con agua corriendo en forma permanente. Los investigadores se acercaron a los vecinos afectados y comenzaron a interiorizarse con los problemas que estaba trayendo a la comunidad.
Al principio no sabían a qué vincular los brotes de agua. Sospecharon que podrían estar vinculados a algo que habían estudiado en otras zonas. El grupo de científicos encontró una relación causa- efecto en el modelo de producción aplicado en la zona, donde se cultiva maíz y soja industrial a gran escala.
"Son sistemas de producción que apuestan a un rendimiento mediano, muy seguro. Consumen menos agua pero generan excesos que pueden viajar por la superficie o subterráneamente. Esto es lo que vemos en San Luis, una región de producción de maíz y soja industrial en gran escala", agregó.
Este tipo de cultivos hacen que el suelo pierda su capacidad portante, y el agua que fluye puede mover grandes cantidades de sedimentos que se depositan en algún sitio y cambian la composición del terreno.
La segunda ciudad de San Luis es Villa Mercedes, con 120.000 habitantes, y los ríos nuevos y los deslaves de barro están muy cerca del borde de la ciudad. Esta situación fue la que alertó a las autoridades.
Lea más: Las inundaciones acarrean costos millonarios a Argentina
Para trabajar sobre este problema, según Jobbagy, lo más importante es trabajar con los productores, y concientizar respecto a los cambios necesarios en un tipo de agricultura con un solo cultivo que generan excesos de agua y cambios en el ecosistema.
"Para generar un cambio es necesario una política de manejo del suelo, con trabajos de plomería y jardinería. Esto permitiría bajar el nivel del agua en los picos de creciente. El caso de San Luis es un caso piloto en Argentina, hay más del 80% del área sometida a planes de manejo de suelo", concluyó.